Página 26 - Revista Comerciar N

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Informe Pyme
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COMERCIO
Los operativos contra la venta ilegal
realizados en enero y febrero en la zona
comercial del porteño barrio de Once
tuvieron escasos resultados. En marzo,
ya sin controles, los manteros volvieron
a invadir las calles y avenidas con todo
tipo de mercadería.
Desde ropa, lencería, electrónicos, cal-
zados, bolsos, mochilas, útiles escola-
res, hasta juguetes y mascotas, se ven-
dieron libremente en las calles de uno
de los barrios comerciales más transi-
tados de la ciudad.
El relevamiento de la CAME y la FECO-
BA detectó un promedio de 326 mante-
ros a diario instalados en la zona, 33,6
por ciento más que en febrero, efectuan-
do ventas mensuales estimadas en 10,9
millones de pesos.
Pero la venta ilegal del Once se com-
pleta con otro escenario igual o peor:
hay 21 saladitas abiertas, todas locali-
zadas en las cuadras de mayor flujo de
gente, donde en marzo se detectaron
1.634 puesteros.
Los vendedores de esos predios prácti-
camente no tuvieron variación en los úl-
timos meses, ya que los controles se fo-
calizaron en los manteros y no en ellos.
Sin embargo, la concentración de ven-
tas que han logrado es millonaria: sólo
en marzo, las 21 saladitas del Once
vendieron mercadería por 109,4 millo-
nes de pesos, casi todas ventas sin de-
clarar o de mercadería falsificada o de
dudosa procedencia.
Controles
permanentes
La situación observada en el barrio
de Once muestra claramente que los
La venta ilegal volvió a
invadir el barrio de Once
Tras los operativos contra la venta ilegal realizados en algunas zonas de la Ciudad de Buenos
Aires durante enero y febrero, la ilegalidad regresó en marzo. Solo en Once, 326 manteros
invadieron las veredas y, junto a los 1.634 puestos en saladitas, vendieron mercadería por 120,2
millones de pesos.
Controles esporádicos, que no logran desarticular la venta ilegal.
controles a la venta ilegal tienen que
ser permanentes. De lo contrario, no
tienen funcionalidad, porque si algo
caracteriza a la venta ilegal es la
posibilidad de moverse de un lado
al otro sin costo.
La modal idad de los manteros y
puesteros de saladitas es la de irse
trasladando de barrio en barrio o
ciudad en ciudad, según los contro-
les que se aplican en cada una. Y
cuando en una zona las autorida-
des dejan de controlar, automática-
mente vuelven a instalarse.