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Los productos para los niños tienen in-corporados una serie de mensajes que remiten al color, el juego, la alegría. Los adultos -los niños que llevamos siempre en nuestro espíritu- somos atraídos inevi-tablemente por una vidriera de juguetes. ¿A quién "capta" una vidriera para chi-cos? En primer lugar, a los chicos, que quedan "hipnotizados" cuando identifi-ca a uno de sus superhéroes del cine o la televisión exhibidos tras el vidrio. Uno de los recursos de impacto mayor es ubicar al personaje de interés infantil en un primer plano, rodeado por un contex-to de juguetes complementarios dirigidos al mismo segmento de edad, con una escenografía acorde.

Otra opción que nunca falla es la gigan-tografía. A los niños les causa mucha admiración los cambios de escala. Un

Ben 10 gigante (su imagen montada so-bre un soporte que sugiera tridimensio-nalidad), rodeado de los juguetes rea-les que parecen ratoncitos al lado de él, es una herramienta eficaz.

Desde el punto de vista comercial, es importante considerar que una vidriera pensada exclusivamente para los chicos puede resultar poco rentable. La clave es tener presente también a los adultos, que son quienes terminarán concretan-do la compra.

Es entonces cuando surge la necesidad de organizar la vidriera de Ben 10 o Barbie por escalones de precios. Se tra-ta de nuestro aporte para "asociarnos" a padres, tíos y abuelos en la elección del juguete. Al presentar alternativas de precios, abarcamos a los distintos com-pradores. La generación de un concep-to, la decisión de invertir algo más de dinero en la presentación de los produc-tos y una actitud lúdica parecen ser los principales puntos a tener en cuenta en el armado de vidrieras para niños.