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aportes públicos, entre otros.

Un banco de desarrollo que opere con otra lógica y distintas urgencias que la banca comercial, que sea un referente de tasas de interés y que complemente el también insuficiente desarrollo del mer-cado de capitales argentino para finan-ciar la inversión productiva de largo pla-zo.

La Argentina ha logrado un coeficiente de inversiones del 22% de su PIB, lo cual es un dato alentador pero insuficiente si el objetivo es transformar esta etapa pro-longada de fuerte crecimiento económi-co en un salto al desarrollo.

Las buenas condiciones internacionales con relación al precio de nuestras ex-portaciones agrícolas permiten augurar un 2011 con una importante tasa de cre-cimiento (superior al 6%).

Las acechanzas son las conocidas: ten-sión inflacionaria, crecimiento desequili-brado y algo que empieza a parecerse a lo que se denomina como enfermedad holandesa (gran ingreso de divisas, tanto por la vía comercial como por la financie-ra que empujan a la revaluación del peso), que puede desalentar la inversión en ac-tividades productivas que son altamente generadoras de empleo y valor agrega-do, a pesar de que no detentan ventajas comparativas naturales, por lo que requie-ren de incentivos para sostener su inmi-nente crecimiento, tanto por la vía cam-biaria como por una política industrial más incisiva en su promoción.

Una mayor inversión, sobre todo desti-nada a los sectores que abastecen a una demanda interna expansiva y hacia aquellos rubros de la industria manufac-

turera que deben dar un avance en su competitividad y productividad, parece ser unas de las necesidades del momen-to.

La inversión permitirá un incremento de la producción que satisfaga los eleva-dos niveles de demanda, posibilitará también que el crecimiento sea más ar-mónico y no esté concentrado en la pro-ducción primaria y en un grupo de in-dustrias y, además, favorecerá el logro de una mayor competitividad, mas aún si la tendencia sigue siendo mantener el tipo de cambio relativamente rezagado como ancla nominal ante la cuestión in-flacionaria.

Esta larga etapa de crecimiento econó-mico, interrumpida sólo brevemente en 2009, generó mejoras distributivas, en los niveles de ingreso y, por supuesto, un mayor costo laboral para las empresas que, en el caso de las pequeñas y me-dianas ha impactado en los niveles de rentabilidad.

En realidad, son costos laborales más parecidos a los de un país que alcanza un grado de desarrollo como el que pre-tendemos y que, además, son el sostén de un más amplio mercado interno. Pero, si los costos laborales son elevados, lo que se requiere es que disminuyan sensi-blemente los costos del financiamiento y mejoren las condiciones de acceso.

En estos días asistimos a ciertas tensio-nes con nuestro socio comercial más im-portante, Brasil, con el que mantenemos una balanza comercial desfavorable, en un marco de un fuerte superávit comer-cial global para nuestro país.

Brasil enfrenta condiciones cambiarias desfavorables frente a la Argentina, su revaluación ha sido más marcada y, por lo tanto, el tipo de cambio bilateral nos resulta beneficioso. ¿Cómo puede ser entonces que el intercambio comercial nos sea tan desfavorable?

En gran parte la respuesta a este enigma se encuentra en la mayor competitividad de las firmas brasileñas y a este respec-to el costo y la disponibilidad del finan-ciamiento han resultado cruciales.

Las PyMES son la respuesta a los desa-fíos del futuro en términos de sostener y profundizar las ventajas del actual esque-ma económico. Por cierto, se han alcan-zado resultados notables en poco tiem-po. Y se han tomado iniciativas que apor-tan como los créditos del Bicentenario.

Para transitar con éxito el sendero hacia el desarrollo, una de las asignaturas pen-dientes es posibilitar que las PyMES ac-cedan en mayor volumen y con mayor agilidad a las fuentes de financiamiento, para exportar, para sustituir importacio-nes y para abastecer al mercado interno.

Su contribución en términos de genera-ción de empleo y valor agregado es ne-cesaria para la nueva etapa de creci-miento que transita nuestro país, y para alcanzar un desarrollo integrado tanto en términos de norma productiva como distributiva.

Una de las asignaturas pendientes es posibilitar que las PyMES accedan en mayor volumen y con mayor agilidad a las fuentes de

financiamiento

came 69.p65 30/05/2011, 11:15 27

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